El proyecto se desarrolla en una superficie de 40 hectáreas, abarcando terrenos del SERVIU de Los Ríos y la Universidad Austral de Chile. Abarca un área de influencia directa de 50 mil personas y se sitúa en un entorno de alta fragilidad ambiental, y asentamientos de escasos recursos.
El encargo surge de la necesidad de equilibrar la distribución de los espacios públicos en la ciudad, ofreciendo acceso a áreas verdes de calidad a sectores históricamente marginados. Además, busca recuperar y valorar el humedal Catrico, actualmente convertido en un basural, mediante su restauración ambiental e integración en la estructura urbana.
La principal estrategia de nuestra propuesta de intervención es restaurar los nichos ecológicos existentes para intensificar y aumentar la biodiversidad del área. El proyecto identifica zonas con una distribución concéntrica, variando el grado de conservación desde el borde hasta el centro del humedal.
El proyecto pretende valorar los humedales desde una perspectiva ambiental y cultural. Su eje central es la regeneración sensible del ecotono, el espacio de transición entre el medio urbano y el ecosistema del humedal. A partir de esto, el proyecto establece relaciones graduadas y modos de ocupación e intervención del territorio y su paisaje, buscando que las personas convivan y se desarrollen mientras valoran el frágil ecosistema revitalizado.
Programáticamente, se propone crear una serie de corredores biológicos mediante un diseño de arbolado urbano, conectando el humedal con la ciudad y estableciendo el primer sistema de nichos ecológicos. En el borde programático se proponen paseos, ciclovías, miradores, un auditorio al aire libre y centros de educación ambiental.
Se incluyen intervenciones articuladas, como senderos interpretativos, estaciones sensoriales y penetraciones que faciliten el reconocimiento y valoración del paisaje. Además, se añadirán estaciones de monitoreo ambiental y de investigación.
Es importante destacar que el proyecto ha sido desarrollado a través de un extenso proceso de diseño participativo de más de un año y medio, con una participación significativa de la comunidad valdiviana, generando consensos en torno a la identidad como eje central.
La complejidad ambiental y social de este proyecto lo convierte en un modelo paradigmático de espacio público, razón por la cual ha sido seleccionado para representar a Chile en la Exposición Mundial de Shanghai en 2010.